Explotacion
Explotación del ganado porcino ibérico en la dehesa (extensivo)
Hablar de la ganadería porcina en la dehesa se corresponde de forma unívoca con la explotación del cerdo ibérico, siendo en los sistemas adehesados donde se localiza la práctica totalidad de su censo. En los últimas décadas ha experimentado una fuerte recuperación debido a la creciente demanda de esta especie por parte de las industrias de embutidos y salazones, habiéndose revalorizado más las dehesas arboladas con buenas producciones de bellota. El cerdo ibérico es el animal que mejor utiliza los frutos de las quercíneas, aprovechando también otros aportes alimenticios de procedencia natural, como hierbas y rastrojeras. Por ello puede afirmarse que el cerdo ibérico es el animal básico para el mantenimiento y conservación de las dehesas arboladas.
El sistema de explotación del porcino en la dehesa se efectúa con el aprovechamiento de los recursos de la montanera y el pastizal como fuente fundamental de alimentación en la fase final del ciclo. Sin embargo, la explotación del porcino está condicionada por los aportes de cuantiosos inputs energéticos, en contraste con las otras especies ganaderas explotadas. Este factor confiere el carácter semiextensivo de algunas fases del ciclo, debido a características propias del sistema de explotación.Tradicionalmente, en los sistemas de dehesas se dan diferentes fases en la explotación del porcino, que son:
-Período de Lactancia y Cría (Lechón): comprendido entre el nacimiento y el destete, que suele hacerse a las 6-8 semanas (periodo de lactancia) y hasta las 50 libras ó 2 arrobas que alcanzan con 90 días (1 arroba = 11,5 kg = 25 libras).
-Período de Recría (Marrano – Primal): Comprende desde los 3 meses hasta los 8-10 meses, pasando por las fases de Marrano y Primal, que dejan al cerdo en unas buenas condiciones para el cebo.
-Período de Cebo : Comprende la última fase del ciclo del animal, que puede durar entre 4-6 meses, en función del tipo de cebo, edad y peso a la entrada al mismo.
Periodo de cria
La época de cría incluye desde el nacimiento al destete, es decir, se refiere al período de lactancia, que se extiende de forma tradicional por un total de 56 días. Generalmente se realizan dos parideras anuales por lotes de cochinas, auqnue en el caso de existir dos juegos de reproductoras se alternan las parideras, existiendo por lo tanto parideras cada tres meses ( 4 anuales ). Los partos se ralizan de forma tradicional en naves de paridera con cubículos o en el sistema camping. Los lechones a partir de los 21 días de vida, con un peso alrededor de 4 ó 5 kg, cominzan a ser suplementados con cantidades crecientes de pienso de alto valor proteico, desde los 100g/lechón/día hasta 900 g/lechón/día al final del período de cría.
Segun la epoca de parto los lechones han sido denominados de forma tradicional como:
- Navideños: (nacidos en invierno) Son destinados a montanera, aprovechando la hierba de la primavera, el rastrojo del verano y entrando en octubre a la bellota con 9 @.
- Marceños: (nacidos en primavera) Son destinados para su cebo a base de piensos.
- Agostones:(nacidos en verano) Los cerdos nacidos en verano pasarian a la montanera al año siguiente con una edad de 14 o 15 meses, siendo los mas indicados para el cebo en montanera.
Destacar el interés de este concepto, aún teniendo en cuenta que las vicisitudes de la camada después de las 3-4 semanas de vida hasta el destete tradicional, que se verifica cuando los lechones llegan a los 56-60 días de edad, dependen cada día menos de la prestación maternal y más de la calidad del manejo que le proporciona el criador.
La adecuada alimentación de los lechones para evitar quebrantos gastrointestinales, así como las atenciones higiénicas y cuidados sanitarios son factores importantes. Pero en todo caso, el influjo de la madre es indudable para alcanzar el destete con resultado positivo.
El peso vivo individual de los lechones ibéricos al llegar al destete tradicional se sitúa en torno a 10,6 kgs., fluctuando según las fuentes de información entre 8,9 kgs. como registro mínimo y 12,1 kgs. como máximo.
Este peso individual al destete depende en buena medida del plan de alimentación aplicado por el criador, tanto si el destino de los lechones es para venta, como si es para la propia recría.
La valoración de la eficiencia reproductiva de las cerdas de cría es una cuestión que ha motivado la atención de los estudiosos, así como de los centros y organizaciones de control y mejora porcina, desde las primeras décadas del siglo actual, a cuyo efecto se han venido aplicando patrones diversos diseñados con los datos del control de las camadas.
En ocasiones se han confeccionado índices de valoración de las cerdas con fines de selección de líneas genéticas, aunque la mejora lograda en el tamaño de la camada con la formación de líneas medianamente consanguíneas, no es superior a la obtenida con cerdas ajenas a las mismas.
En el ámbito del cerdo ibérico, se hace la advertencia de que no son de esperar aumentos espectaculares de este índice a corto plazo, ya que la heredabilidad de la prolificidad es muy baja y menor aún la de la supervivencia al destete.
Instalaciones para la Cría
Interesa puntualizar que el concepto de explotación extensiva en el ámbito del cerdo ibérico, que con frecuencia se ha hecho sinónimo de abandono del ganado en libertad, disponiendo para albergarse de refugios de condiciones lamentables, pertenece a un pasado ya distante, dado que en el transcurso de la presente centuria ha progresado la preocupación por mejorar aquellas malas condiciones, habiéndose producido un avance notable desde mediados de siglo.
También procede puntualizar que, con carácter general, en las explotaciones del área del cerdo ibérico, la dejadez en los albergues ha afectado principalmente a las llamadas “zahurdas” destinadas al alojamiento del ganado no reproductor, en tanto que han merecido mejor atención las “corraladas” o instalaciones para la paridera y cría de lechones.
Las corraladas son instalaciones bastante típicas de las explotaciones porcinas en el área de cría del cerdo ibérico y se caracterizan por responder a una disposición semejante, aunque ofrecen varios modelos.
En esquema, son de forma rectangular alargada y las más corrientes están formadas por dos hileras de cubículos cuadrados de 1,20 metros de lado, llamados chiqueros o cochitriles, destinados a alojar a cada cerda parida con su correspondiente camada. Cada cubículo dispone de una puerta de comunicación con un corredor central para entrada y salida de las cerdas. Otros modelos disponen de una sola hilera de cubículos, en cuyo caso el corredor es lateral; y en otros, existen cuatro hileras de chiqueros, dos centrales adosados por la parte posterior y dos laterales, disponiendo en este caso de dos corredores para el acceso de las cerdas.
Como dependencias complementarias, las corraladas cuentan con un patio o ahijadero, en el que se reúnen las cerdas al regresar del pastoreo hasta aposentarlas en sus respectivos chiqueros. También disponen en uno de los extremos de la instalación de una zona cubierta, llamada dobladera, que se utiliza para reunir las camadas al destetarlas, e igualmente para albergar a las cerdas muy avanzadas de preñez en espera del parto.
Tradicionalmente, las corraladas han sido edificaciones de poca altura y con pocos respiraderos, lo que unido a la pequeñez de las puertas, suponía una evidente dificultad para el manejo y la limpieza. Tales defectos respondían, al parecer, a la arraigada creencia de que así se conseguía proporcionar mejor temperatura para la crianza de los lechones.
Desde antiguo, las paredes de estas construcciones eran de tapial de tierra, o de piedras sobrepuestas; el suelo era de tierra, y la cubierta se hacía con enramada tupida con paja, juncos o hierbas, siendo costumbre destruir la techumbre mediante cremación, con periodicidad variable.
Esta arcaica situación ha ido mejorando progresivamente con el transcurso del tiempo, sustituyéndose los materiales primitivos por paredes y suelos de ladrillo, cubiertas de bóveda de mampostería o techos de tejas. Al propio tiempo, se ha elevado la altura de las edificaciones y se han instalado ventanas; las puertas se han agrandado y son más funcionales; y en bastantes casos se han hecho pequeños parques exteriores comunicados con cada cubículo, a los que pueden acceder los lechones.
En la actualidad, las explotaciones del cerdo ibérico que realizan la cría por este sistema, disponen de corraladas que, aún conservando su forma tradicional, responden en general en buena medida a las exigencias de higiene y de manejo que se demandan en la etapa presente.
El sistema de cabañas para la cría de lechones se ha extendido considerablemente en las explotaciones del cerdo ibérico durante los últimos lustros, lo que ha supuesto una aportación positiva evidente.
Las cabañas son albergues individuales destinados a acoger las cerdas de vientre para que realicen el parto y a cobijar la camada de lechones durante la lactancia. Son de fabricación metálica, de chapa ondulada, con forma alargada y cubierta con inclinación muy pronunciada por ambos costados.
La anchura a nivel del suelo, junto con la inclinación de ambos costados, favorece el resguardo de los lechones recién nacidos y protege bastante a la camada contra los aplastamientos.
En la parte superior del lado trasero dispone de una compuerta que cierra un hueco por el que se controla fácilmente a las crías lactantes, además de facilitar la ventilación cuando se considera procedente.
La barrera se cierra una vez que la cerda ha efectuado el parto, lo que permite que la madre salga y entre libremente, al propio tiempo que impide la salida de los lechones, hasta que se levanta en torno a los 12-14 días después del parto, para permitir la salida de la camada acompañando a la madre para que puedan tener acceso a los bebederos y comederos de la explotación, así como al ejercicio al aire libre.
Los equipos e instalaciones para aprovisionamiento de agua en las explotaciones porcinas de sistema extensivo han aportado también evidentes mejoras en el curso de los últimos lustros.
La creciente utilización de modernas redes de conducción de agua, fabricadas con material plástico de fácil instalación, están dotando a las fincas del área de la dehesa de suficientes puntos de suministro de agua, que se completan con la instalación de bebederos provistos de boya para regular el nivel de agua constante. Así se hace posible que los animales puedan abrevar donde mejor convenga al manejo de la explotación.
Hay que tener presente la importancia del agua de bebida para las cerdas de vientre, habiéndose observado que las cerdas lactantes duplican prácticamente sus necesidades de ingestión de agua respecto a cuando están gestantes; también se ha comprobado que el peso de los lechones al destete es inferior cuando las madres han tenido restricciones de agua respecto a cuando han dispuesto de agua a discreción.
El consumo de agua de las cerdas gestantes se cifra como término medio en tomo a 17 litros por día, subiendo a 30 litros diarios aproximadamente en las cerdas lactantes. Los lechones necesitan disponer al menos de 0,5 litros de agua por cabeza y día a partir de los 15 días de edad, aumentando las necesidades a 2-2,5 litros, cuando ya consumen alimentos sólidos.
A las necesidades de agua para beber, se suman en las explotaciones extensivas del área del cerdo ibérico, las del agua para que los animales puedan “barrearse”.
Se ha hecho mención a la conveniencia de disponer de charcas o embalses de agua, al tratar de la fertilidad de los verracos; ahora se insiste de nuevo en la conveniencia de tales instalaciones para las cerdas de vientre y para los lechones, dada la avidez con la que son utilizadas por esta clase de animales, según comprobación de carácter general.
Importante mejora para el manejo de la reproducción del cerdo ibérico la han aportado los comederos-tolva para lechones, cuyo empleo se ha difundido con profusión en las explotaciones de régimen extensivo.
Son instalaciones metálicas, individuales, desplazables, compuestas por una tolva central que termina por su parte inferior en dos comederos, comunicados con sendos departamentos laterales cubiertos, dotados con compuertas de barrotes que permiten el acceso de las crías al propio tiempo que impiden el de las madres.
La posibilidad de disponer de estos elementos, tanto en número como en colocación, según convenga al mejor manejo del ganado, permite que la iniciación de los lechones en la ingestión de alimentos sólidos hasta el destete se desarrolle de forma gradual, sin agresiones para su aparato digestivo y sin la lucha competitiva que se produce cuando el pienso se reparte a mano.
Periodo de recria
En los ambientes del cerdo ibérico está establecido que adquieren la condición de lechones para recría, los animales cuyo peso vivo se sitúa en torno a 50 libras (23 Kgs.), siendo su edad de entre 3 y 4 meses.
Desde entonces hasta el inicio del cebo en montanera, cuando los cerdos alcanzan un peso vivo aproximado de entre 90 y 100 Kgs., según el criterio considerado actualmente como más idóneo, transcurre la verdadera fase de recría, sin duda la más problemática y difícil del cerdo ibérico.
En los 7-8 meses que aproximadamente dura esta fase, es necesario compaginar las circunstancias inherentes a problemas tales como ritmo de la ganancia de peso vivo y consecuente depósito diferencial de los tejidos orgánicos, nivel de infiltración de grasa, proporción de agua en el tejido magro, cociente grasa-magro, y tamaño de las piezas nobles; para ello se cuenta, como medio principal, con el seguimiento de la alimentación de los animales, con el inconveniente añadido de la incierta participación de los recursos naturales.
En resumen, se puede afirmar que la recría es trascendental para la paridera de lechones destinados al cebo en montanera a fin de lograr piezas nobles idóneas y consiguientes productos madurados de alta calidad.
Por otra parte se viene observando una progresiva horizontalidad de la producción de lechones en las explotaciones del cerdo ibérico, de forma que los animales no programados para el cebo en montanera se comercializan de forma más extendida a lo largo del año, a favor de la mayor duración del periodo de sacrifico.
En los sistemas tradicionales la recría se hace de forma diferenciada en función de la época de nacimiento de los lechones. Así, los lechones nacidos a finales de otoño y en invierno se convierten en “marranos” (animales de 3 a 5 @), justo en el momento ideal para poder aprovechar los pastos verdes de la primavera, son los conocidos “yerbizos”, y que se convierten en “primales” (animales de 6 a 9 @) al finalizar esta estación. Antiguamente estos primales aprovechaban a diente sembrados en las fincas o rastrojeras durante el verano La premontanera comienza en el mes de Julio, coincidiendo habitualmente con el agostamiento de los pastos primaverales. El objetivo fundamental consiste en llevar los animales desde los 60 a los 100 kg con un óptimo desarrollo corporal, que permita al animal desenvolverse correctamente en la montanera y alcanzar el peso suficiente de sacrificio. En aquellas explotaciones que posean rastrojos de cereales, esta etapa se puede completar con su aprovechamiento por los cerdos. En este caso, la reposición suele ser provechosa, al utilizar un subproducto que de otra forma se perderia ) pero en la actualidad lo más común es que durante esta estación sean alimentados a pienso en cercas hasta que llegue el otoño y puedan aprovechar la montanera. Aquellos lechones que nacen en primavera se convierten en marranos cuando los pastos están agostados, por lo que su recría se hace por completo a pienso. Estos animales generalmente son destinados también al cebo con piensos, ya que por su edad no se adaptan bien a la montanera, siendo muy pequeños para el otoño siguiente a su nacimiento, y demasiado grandes para el del año siguiente.
Esta recría a pienso se puede hacer en cercas grandes, en un sistema más semiextensivo, llamados “ ibéricos cebo de campo” o bien confinados en sistemas más intensivos llamados “ ibéricos de cebo”.
Periodo de cebo.
Es la última fase de vida del animal y corresponde al acabado del mismo, va desde las 10 @ hasta el sacrifico, que en estos animales se suele hacer a las 14-16 @ (160-185 kg), con mucho más peso que los cerdos blancos industriales. Es la fase más importante, ya que dependiendo de cómo se haga los cerdos van a recibir muy diferentes clasificaciones y calidades.
Cebo en montanera:
El acabado del animal se realiza en montanera, con el aprovechamiento en pastoreo de la hierba y bellotas de la dehesa de octubre a marzo. Este sistema se realiza en lotes, piaras o “varas”, que antiguamente iban guiadas por porqueros que vareaban las bellotas, pero en la actualidad lo más común es que los cerdos estén patoreando solos la mayor parte del tiempo en distintas cercas dentro de la finca. Es el sistema genuíno de acabado del cerdo ibérico y el que le confiere la máxima calidad. El sistema de alimentación es determinante en el tipo de cerdo que se va a producir, siendo únicamente el aprovechamiento de la montanera el que confiere la máxima calidad a los productos finales. Según la norma de calidad los cerdos de bellotas deben reponer unmínimo de 4 @ sólo a base de bellotas y hierba, pero pueden llegar hasta 7 @ en buenas montaneras. Para ello se debe de haber calculado bien la capacidad de carga de cada finca, que es muy variable entre años, normalmente se trabaja con cargas ganaderas de entre 1-2 cerdos/ha dependiendo de la zona.
Este procedimiento de cebo está condicionado por los siguientes factores:
a) Abundancia del fruto, que ahorra energía y desplazamientos.
b) Madurez de la bellota, que beneficia en tiempo y calidad.
c) Profusión de hierba tierna, como complemento proteínico y vitamínico, favoreciendo así un rápido aumento de peso.
d) Superficies llanas o desniveles suaves, pues las accidentadas provocan ejercicios violentos, pérdidas de calorías y fruto desperdiciado.
e) Existencias de abrevaderos y albergues adecuados
El cerdo, al comienzo de la montanera, consume cualquier clase de bellota. Después comienza a seleccionar: prefiere las frescas, grandes y maduras y rechaza las envejecidas y sucias. Muestra preferencia por determinados árboles y consume mayor cantidad de bellota por las mañanas.
Mientras que las infiltraciones de grasa en los paquetes musculares no se hacen patentes, no aparecen los reposos voluntarios del cerdo, aproximadamente, hacia los 60 días de iniciada la montanera. Por ello, cuando el cerdo entra en la montanera se le lleva siempre en busca de la bellota más avanzada, pero de las zonas más distantes; dejando las más cercanas para el final que es cuando el animal tiene los movimientos más torpes.
También es muy importante manejar los cerdos adecuadamente, aprovechando al principio las cercas más alejadas y difíciles ( de peor orografía o menor densidad de arbolado), y disponiendo siempre de puntos de agua en su pastoreo. Los cerdos ingieren entre 7-10 kg de bellotas/día y una cantidad muy variable de hierba, dependiendo de su oferta. Es muy importante el consumo de ambos alimentos que se complementan perfectamente; así, la hierba joven de otoño es muy rica en proteínas, mientras que la bellota es rica en energía y ácidos grasos monoinsaturados. Es muy común, especialmente en otoños con poca hierba, que los ganaderos suplementen la bellota con ciertas cantidades de pienso rico en proteína (“postre”) para ayudar al cerdo a deponer también tejido muscular. Esta práctica está prácticamente generalizada actualmente, con sistemas más intensivos que conllevan la entrada de cerdos en montanera más jóvenes que tienen aún que crecer además de engordar. Las reposiciones conseguidas en montanera son tremendamente variables entre años y zonas, pero pueden oscilar como media de todo el período entre 1-2 £/día.
Según la norma de calidad los cerdos de recebo deben haber repuesto como mínimo 2,5 @ de bellotas, tradicionalmente han sido los cerdos que no se habían podido acabar sólo con bellota, y se terminaban con piensos, pero la mayor parte de su peso había sido puesto con bellota. Actualmente, esta denominación se sigue utilizando con mucha frecuencia, pero generalmente esconde animales cebados fundamentalmente con piensos que dan un buen perfil de ácidos grasos y que han consumido muy poca bellota.
Explotacion del ganado porcino iberico en naves (intensivo)
El porcino ibérico ha estado ligado al sistema de la dehesa, con un manejo extensivo de la explotación debido a la rusticidad de esta raza, de forma que casi todas las explotaciones de porcino extensivas se dedican a la cría de esta raza. En los últimos años las explotaciones de cerdo ibérico en régimen intensivo han experimentado un cierto auge, bien para la cría y recría de animales que posteriormente se cebarán en la dehesa, bien para la producción en intensivo y en períodos cortos de todo el ciclo sin relación alguna con la dehesa.
Supone una forma de explotacion altamente tecnificada dirigida a situar el ganado encondiciones tales que permita obtener de el altos rendimientos productivos en el menor tiempo posible. En porcino se realiza la explotacion ultraintensiva, con animales encubiculos y ambientes totalmente controlados.
Hay que tener en cuenta que se pueden dar diferentes suptipos dentro del sistema intensivo.
- Explotaciones de producción de lechones. Son destetados y se venden
- Explotaciones de producción de cerdos cebados. Compran lechones y los ceban con destino a matadero.
- Explotaciones de producción de reproductores. Son centros de selección de reproductores.
- Explotaciones de ciclo cerrado. Realizan todo el proceso en la misma explotación, desde el nacimiento, lactación, recría y cebo. Se reponen de reproductores con su propia producción, en ocasiones también se obtienen de centros de selección.
Lo normal actualmente es la asociación de dos de los subtipos anteriores o el ciclo cerrado, que es el más recomendable por la seguridad sanitaria que ofrece.
Caben dos modalidades de organización en la explotación. La primera es la paridera continua o paridera tradicional, en la que cada hembra se cubre cuando muestra un celo de forma que las cubriciones y por tanto también los partos se suceden de forma continua a lo largo del tiempo. La segunda modalidad la constituye la paridera planificada, en la que los partos se programan de manera que se concentran en el tiempo los de cada grupo de cerdas en que se subdivide el plantel de reproductoras. Cada uno de dichos grupos constituye un lote, o conjunto de cerdas que se encuentran en el mismo estado fisiológico y se manejan de forma conjunta. La consecución de partos concentrados exige la concentración de las cubriciones y por tanto de los celos. Para lograr suficiente simultaneidad en la aparición de celos de las hembras de un lote resulta imprescindible proceder al destete simultáneo de todas las camadas de un mismo lote.
Hay que tener en cuenta que la composición de un lote es dinámica, aunque el número de cerdas que lo componen sea constante, ya que una determinada cerda puede dejar de formar parte de un lote concreto bien por ser desechada y sustituida por otra de reposición, bien por no quedar gestante a la vez que las del resto del lote. En el segundo caso, la cerda que no quedó gestante pasará a un lote posterior y será sustituida por otra a la que le haya sucedido lo mismo en un lote precedente, y como la probabilidad de que esto ocurra es la misma para todos los lotes, el número de cerdas será prácticamente constante en todos los lotes a lo largo del tiempo
En la explotación porcina intensiva, el manejo por lotes es la opción más recomendable, dadas las ventajas que ofrece, entre las que se puede destacar:
- Posibilidad de realizar vacio sanitario en los locales en que puede aplicarse el sistema.
- Manejo más racional del ganado, al coincidir para los animales de un lote casi todas las operaciones.
- Aumento de la eficiencia del trabajo del personal que cuida los animales.
- Mejor aprovechamiento de la inseminación artificial, al concentrarse las cubriciones.
- Mejores condiciones para la comercialización de lechones o de cerdos cebados, pues tendremos grupos suficientemente grandes de animales homogéneos con una periodicidad previamente establecida.
Sistema semiextensivo o semiintensivo.
Este sistema es una mezcla entre los dos anteriores, se realiza planificación de cubriciones, parideras y destetes y el ganado mantiene una alimentación basada en recursos naturales y suplementación, mayor que la que se ofrece en el sistema extensivo.
Las instalaciones suelen ser cabañas o casetas de campings. El ganado está en un cercado relativamente grande en función del tamaño de cada rebaño y cuenta con abrevaderos y comederos